AVIARIO JOSE EL PINTOR , CRIA Y SELECCIÓN DEL CANARIO DE CANTO ESPAÑOL DISCONTINUO
   
  JOSE FRANCISCO SERRANO LOPEZ C.N- A-P30
  castillejo de monteagudo
 
 
 

 
 

En 1145, tras la desintegración del Estado almorávide, en Murcia, como en otros muchos lugares de Al Ándalus, se alza con el poder Ibn Mardanis, llamado Rey Lobo por los cronistas castellanos, que gobierna un pequeño reino independiente desde 1147 a 1172, y ofrece una feroz resistencia a las tropas almohades. Sólo después de su muerte, en 1172, éstas pudieron conquistar la región murciana. Según relata un cronista, Ibn Idari, en 1171 los almohades llegaron hasta la ciudad de Murcia, la sitiaron y se apoderaron del castillo de Faray [el elevado], que era la quinta de recreo de Ibn Mardanis, arrasando sus jardines y sus huertos y lo contiguo de llanos y aldeas. Es muy probable que el texto se refiriera a una almunia, hoy conocida como el Castillo de Larache, situada muy cerca del Castillejo de Monteagudo. Este último se corresponde con el Qasr ibn Sa‘d citado por diversas fuentes. Ambos fueron edificados por orden de Ibn Mardanis de quien se dice que construyó asombrosas alcazabas y grandes paseos y jardines.

Según una descripción anónima, Murcia es muy fértil, pues la mayor parte de su suelo dispone de riego; la rodean por todos los lados arboledas y huertos en una distancia de doce millas, de modo que el que se dirige a ella camina bajo la sombra de los árboles, el trinar de los pájaros y el correr de las aguas hasta entrar por la puerta de la ciudad.

El mejor conservado de aquellas obras de Ibn Mardanis era el Castillejo de Monteagudo, situado en lo alto de un escarpado altozano de Murcia. Desgraciadamente, el interés que despertó el edificio entre los especialistas no impidió su parcial destrucción a mediados del siglo XX, antes de concluirse su estudio arqueológico. Es un recinto rectangular reforzado por fuertes torreones que acogen en su interior estancias palatinas. Las estancias del palacio se organizan en torno a un patio de crucero con sendas albercas en los lados menores. Junto a ellas se localizan los salones más importantes. El andén transversal, que une las salas de los lados mayores, es más ancho para facilitar la circulación interna del palacio. El torreón situado en el centro de cada lado, unidos entre sí por los andenes del patio, hacía las funciones de mirador. Una terraza ajardinada se situaba a un nivel inferior en el flanco occidental, dominada por el torreón-mirador de ese lado. La planta de este palacio tiene sus paralelos más cercanos en dos palacios cercanos, el zirí de Ashir (Argelia), del siglo X, y la Zisa de Palermo, de mediados del siglo XII.



MURCIA. VISTA DEL CASTILLEJO DE MONTEAGUDO



MURCIA. PLANTA DEL CASTILLEJO DE MONTEAGUDO

El Castillejo de Monteagudo estaba rodeado de una serie de fincas provistas de grandes albercas y de huertos, como el citado Castillo de Larache, y de emplazamientos defensivos como el propio Castillo de Monteagudo, situado en otro monte cercano.

En la capital, Murcia, también construyó Ibn Mardanis un palacio, la Dar al-Sugra o Casa Menor, convertido después en el convento de Santa Clara la Real. Estaba situado en el arrabal de la Arrixaca, que más tarde fue morería de la ciudad cristiana. La residencia, orientada de norte a sur, se organizaba en torno a un gran patio de crucero rectangular (ca. 130 m2), con dos albercas en los lados menores y un pabellón o quiosco de planta cuadrada (qubba) en su centro. Este pabellón (de 5,70 m de lado) se levantaba sobre una plataforma formada por la intersección de los dos andenes, de unos 8, 50 m de lado. En su interior, en el centro, había una pequeña alberca generada por el cruce de los cuatro canales que recorrían los andenes, cuyo fondo estaba solado con ladrillos vidriados. El pabellón, construido en ladrillo, estaba seguramente abierto mediante tres arcos en cada frente lo que lo convertía en un mirador privilegiado (J. Navarro).

Los salones del palacio, abiertos mediante pórticos hacia el patio-jardín, estaban decorados con yeserías de tradición almorávide y pinturas murales con figuras de animales y escenas cortesanas (músicos y personajes con turbantes); otros restos parecen indicar que tuvieron techumbres de mocárabes, de las primeras documentadas en Al Ándalus (de finales del siglo XII). El palacio fue reconstruido por Ibn Hud, el reyezuelo independiente que se alzó con el poder en Murcia en 1228, después de la caída del imperio almohade, y por sus sucesores, hasta la definitiva conquista cristiana ocurrida en torno a 1264. Ibn Hud hizo algunas reformas en el recinto, de las que se han conservado restos decorativos. De la organización original de los arriates del  jardín o de las especies plantadas en ellos apenas se sabe nada.

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